DE REGRESO A LA NATURALEZA

Buenas noticias para la humanidad: no está siendo fácil, pero estamos despertando del antropocentrismo y estamos de regreso a la Naturaleza.

Cada vez más personas estamos siendo conscientes de formar parte de la vida junto a todo lo demás. El humano no es un individuo, luchando por llegar arriba, contra todo y contra todos. Esa lucha continua nos agota, nos enferma y nos hace desdichados.

Entendimos mal los descubrimientos de Darwin¹ y los usamos para justificar nuestra energía oscura, en lo que se llamó darwinismo social. Puesto que sobrevive el más fuerte, declaramos la guerra al resto de las especies, las esclavizamos, las torturamos, o las expulsamos de sus hábitats.  La misma relación de abuso y competencia establecimos con otros individuos de nuestra propia especie.

Lo hicimos también con los seres vegetales: talamos, quemamos, y sembramos de veneno el suelo para que no creciera nada. Agotamos el suelo, como una plaga de destrucción, y cada vez más desesperados, decidimos jugar con la genética de las plantas, creando desequilibrios peligrosos en un sistema que era perfecto. No fuimos capaces de pararnos a pensar ni siquiera en el ciclo del oxígeno y carbono, fundamental para nuestra respiración.

E hicimos todo esto declarándonos el ser más inteligente del planeta.

Pero muchas voces ya se han ido sumando a lo que ya es un clamor: no, no somos los amos del Universo, nuestra misión no es explotar (casi literal) el planeta, no somos feroces y sanguinarios.  Somos – leed a Maturana2, es un bálsamo que sana- seres amorosos en un planeta basado en la cooperación entre las especies que lo habitan. Y si no es esto lo que estamos expresando, es porque hemos sufrimos una tara, que nos ha llevado a un funcionamiento erróneo. En el momento que sanemos la herida, podremos mostrar nuestra auténtica naturaleza.

Todo está enredado, todo tiene una misión, cada ser, cada planta, es relevante y tiene algo que aportar. Nuestro mundo es perfecto y maravilloso, y debemos regresar al bando de la vida, ya lo estamos haciendo, para volver a sentirnos parte, abandonar la lucha y fluir en equilibrio con lo grande y lo pequeño.

“Piensa como una montaña”, le gustaba decir a Arne Naess (³), filósofo noruego, creador de la “ecología profunda”. El creía que, por el hecho de gozar de la capacidad de pensar en términos abstractos, debemos responsabilizarnos del medio ambiente. A diferencia de los animales, nosotros  podemos usar nuestras capacidades cognitivas para pensar en las consecuencias a largo plazo, por consiguiente, es una necesidad ética hacer lo posible por reducir nuestro impacto negativo en el medio.

Lo experimentamos cada año en los campamentos Embosqadas, y nos lo contaron Arne Naess, Raquel Carson (4)  o Thoreau (5): el vínculo con un espacio natural concreto, que conoces y en el que experimentas asombro y con el que te vinculas a través de las emociones, hace posible que tomes esa conciencia de responsabilidad sobre la vida.

Estamos por fin siendo conscientes del daño que nos hace habernos separado, y crece el ansia por volver a nuestra naturaleza más auténtica, “la Era de la Reunión” o la “Historia de Interser” lo llama Charles Eisenstein (6), el narrador de historias, en The More Beautiful World Our Hearts Know Is Posible . “Trastorno por déficit de naturaleza” lo enunció Richard Louv (7), en su libro El último niño en los bosques.

Cada vez más y más humanos, anhelamos regresar a la Naturaleza para sentirnos parte en armonía con todo lo demás. El modelo económico está cambiando, deseamos volver a alimentarnos con productos de proximidad, sin químicos, y ponemos el foco en hacernos cargo de nuestra salud, y salir del modelo de enfermedad crónica tutelada por las farmacéuticas. Queremos recuperar la tierra, y nos alienta el ejemplo de Lelia Wanick (8), quien junto con su esposo Sebastiao Salgado, recuperó su finca, totalmente devastada y en la que nada crecía. Sebastián cuenta:

“La tierra estaba tan enferma como yo, Mi esposa tuvo una idea fabulosa para replantar este bosque y cuando empezamos a llevarla a cabo, todos los insectos, aves y peces regresaron”.

Podemos revertir el daño, sanarnos a nosotros mismos y al planeta, lo vamos a hacer. La humanidad unida a todo lo demás es la expresión de la muy poderosa vida del universo.

  1. https://www.abc.es/ciencia/abci-darwin-idea-equivocada-alimenta-teoria-seleccion-natural-darwin-201902121115_noticia.html
  2. https://aufop.blogspot.com/2012/06/como-es-que-amamos-de-donde-viene.html
  3. http://blog.creaf.cat/es/conocimiento/la-ecologia-profunda/
  4. http://ambiental.net/2018/05/rachel-carson-la-mujer-que-enfrento-a-las-agroquimicas-e-inauguro-el-ecologismo-contemporaneo/
  5. https://impedimenta.es/archivos/2035
  6. https://www.guerrillatranslation.es/category/autores_colectivos/charles-eisenstein-autores_colectivos/
  7. https://elasombrario.publico.es/richard-louv-conectar-naturaleza-punto-mas-alto/
  8. https://culturainquieta.com/es/lifestyle/item/15477-el-fotografo-sebastiao-salgado-y-su-esposa-han-plantado-mas-de-2-millones-de-arboles-en-20-anos-reviviendo-un-ecosistema.html
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